Los tiempos han cambiado y hemos sido testigos de cómo en estos últimos meses nuestra industria se ha transformado. El producto, la comida en sí, ya no es suficiente para brindarle una experiencia al cliente, en el entendido que ahora sus expectativas al regresar al restaurante son otras, dejó de ser una actividad común y ahora es mucho más emocional. Hacerlo sentir único, especial y atendido toma mayor importancia. La clave para lograrlo está en generar experiencias que provoquen en el consumidor emociones y sensaciones que van más allá del ambiente y la comida. El momento se debe transformar en una historia que se desee contar y de esto se trata el marketing experiencial desde la Neurogastronomía aplicada.⠀

Para entender qué podemos hacer ahora que algunos de nuestros establecimientos están empezando a reabrir sus puertas con restricciones y en dónde nuestro cliente quiere sentirse seguro, debemos centrarnos en desarrollar argumentos que le den sentido a la mente permitiendo generar con mayor facilidad memorias más poderosas a largo plazo.  

Para esto, debemos dar estructura a nuestro discurso basado en los siguientes pilares:

• Sensorial:describe cómo el plato se percibe a través de los 5 sentidos.  ⠀
• Emocional:conecta con la intimidad y sentimientos para crear experiencias afectivas. Habla sobre el significado de la receta, su autor, los recuerdos de la infancia.

• Cognitivo:atrae el intelecto, presentando retos cognitivos, presentando experiencias enriquecedoras. Describe el origen de los ingredientes, realza las alianzas con marcas reconocidas, puntualiza en una técnica culinaria. ⠀

• Acción:genera experiencias en donde el cliente sea el protagonista y sienta que debe tomar una acción. Limita las cantidades a ofrecer y genera la urgencia de pedirlo. Crea rituales en que sólo se puede vender algo en días específicos.  

No se trata solo de tener una buena oferta gastronómica, sino de ir más allá. El éxito está en los detalles, eso es lo que te hace único y memorable.

@neurogastronomo