Hace un tiempo estaba hablando con el dueño de un restaurante que me dijo que no podían ajustar la temperatura del aire acondicionado y que su establecimiento estaba demasiado frío. Explicaron que los empleados siempre estaban felices porque tener temperaturas bajas cuando tenían que caminar tanto los cansaba menos; sin embargo, las clientas que acudieron al restaurante se quejaron de lo incómodo que era el ambiente helado y no querían volver una segunda vez. Su preocupación era que no sabían si dejar la temperatura baja para que su equipo esté más cómodo y rinda mejor, o calentar el lugar para que los clientes regresen.
Desde el punto de vista de la neurogastronomía, podemos dar muchas recomendaciones sobre este tema. La principal sería que la temperatura debe oscilar entre los 21 y los 23º centígrados. Así tendrás un clima agradable que favorece tanto a clientes como a empleados.
Dicho esto, un estudio publicado en 2018 nos ofrece una respuesta reveladora sobre cuál es el escenario ideal según el tipo de comida que ofrecemos en nuestro establecimiento. Luego de analizar los resultados finales, se concluyó que un ambiente cálido promueve el consumo de alimentos bajos en calorías y con un sabor delicado, como ensaladas y sushi. Por el contrario, un ambiente frío fomentaría el deseo de comer platos sabrosos como la pizza o las papas fritas. Esto es muy interesante y revelador y se piensa que esto ocurre a través de un proceso de autorregulación de la temperatura corporal generado por el subconsciente del comensal.

Ahora que sabemos esto, es momento de ajustar el termostato en nuestro restaurante, incentivar a nuestros clientes a disfrutar de nuestra experiencia de una manera más placentera y que todo el personal se sienta cómodo y dispuesto a cumplir con los objetivos comerciales.

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