En este espacio, hablamos de gastronomía, sin embargo, quiero que empecemos con un ejemplo del mundo de la tecnología para ilustrar y hacer evidente uno de los errores más comunes en las estrategias comunicacionales que aún no usan los avances de la neurogastronomía aplicada.
Imagina que eres una empresa que vende teléfonos celulares y estás listo para lanzar tu producto más avanzado hasta el momento, lo tiene todo. Le pides a tu agencia de publicidad que diseñe la campaña publicitaria y su propuesta comercial es la siguiente:
El momento ha llegado, ahora puedes adquirir el teléfono inteligente que estabas esperando. Con nuestra tecnología avanzada podrás realizar llamadas telefónicas a tus seres queridos y enviar mensajes de texto a quien tú quieras…
Seguramente, debes estar pensando que esta publicidad es demasiado tonta, cómo van a mercadear llamadas telefónicas, ¿cierto?
Pues bien, ahora preguntémonos por qué un restaurante dice, como parte de sus argumentos de ventas, que ofrece buena comida o buen servicio. Para el cerebro del consumidor esto es vacío y pasa inadvertido; sin embargo, la mayoría de los restaurantes independientes continúan tratando de atraer nuevos comensales con esta pobre estrategia.
En el libro “El poder del mercadeo en las emociones”, de John O’Shaughnessy y Nicholas Jackson O’Shaughnessy, explican que: “Las motivaciones del consumidor se componen no solo de un conjunto de deseos y necesidades, sino de la capacidad de imaginar; un anhelo general de novedad y estabilidad, y una disposición a ser movido por la resonancia emocional de los acontecimientos”.
Basándonos en este concepto y entendiendo que un restaurante es el lugar preferido para celebrar los momentos más importantes de nuestras vidas o, por el contrario, superar los más difíciles, compartir con los seres queridos, hacer buenos negocios, disfrutar de una experiencia étnica, entre tantas otras razones, es importante que empecemos a dirigir nuestras campañas de comunicación en otra dirección.
Dejemos atrás lo que hace todo el mundo: publicar fotos de platos bonitos y ofertas especiales, porque es lo que menos quieren ver los usuarios de las redes. Como bien dice Donald Burns, creador del podcast The Restaurant Coach, se trata de mostrar la energía de tu marca, la emocionalidad del equipo, lo que los mueve, la cultura que los hace quienes son, la que los hace diferente.
Con tanta información a la que somos bombardeados todos los días, nuestra mente no está preparada para recordar una foto de un plato, mucho menos una marca o un nombre comercial, para lo que sí está preparada es para recordar todo aquello que refleja su cultura, filosofía de vida y valores ciudadanos.
La mejor estrategia para crear clientes fieles es que ellos sepan que compartimos más que una promoción. El principal objetivo de estar presentes en las RRSS es lograr lo que se conoce como disponibilidad mental o reconocibilidad de la marca. En la medida que compartimos las razones del por qué hacemos lo que hacemos, junto a cómo y qué hacemos, estaremos garantizando estar mentalmente disponible para cuando el cliente tenga una situación de compra específica.
Ten esto en mente siempre: las redes sociales son sociales, no un catálogo de venta.