No todas las 5 estrellas son garantías de que un local sea de buena calidad. Esto es lo que muestra un nuevo estudio realizado por Northwestern University School of Management y Massachusetts University; quienes han logrado predecir el éxito de una película, un local comercial, un libro y un restaurante analizando la evaluación cualitativa y cuantitativa de los clientes.
En este estudio se analizaron las calificaciones de más de 1000 restaurantes y se pudo comprender que lo que hace que un restaurante sea apreciado por sus clientes (de esos que están dispuestos a regresar, a vivir la experiencia y a compartirla con otras personas) es el carácter emocional con el que escriben su comentario y no el número de estrellas que le dan al local comercial.
Pareciera que las estrellas, eso que define el ranking en las páginas dedicadas a este fin, ha perdido relevancia puesto que el promedio de estrellas asignadas a todos los restaurantes supera el 4.2 de 5; lo que hace muy difícil saber qué tan bueno, en verdad, es un restaurante basado solo en este método de evaluación. Es como si estuviésemos viviendo en un mar de positividad.
Según estos resultados la clave está en el tipo de lenguaje que usan los consumidores y las palabras que denotan emoción de la experiencia vivida. Se podría afirmar que la emocionalidad combinada con una historia es un predictor del éxito. Permítenos ilustrar con dos ejemplos reales:
Es muy diferente: “Buen servicio, opciones de menú de calidad para diferentes gustos, muy sabrosa la comida”.
A algo como: “Vine aquí después del cine y puede ser un nuevo ritual después de cada película que vea allí, este lugar tiene una increíble selección de ron. La hora feliz es un buen momento. Amé las arepas; tienen algo para vegetarianos, pescaderianos y amantes de la carne. Son el aperitivo perfecto para beber ron. El servicio fue excelente, el ambiente era frío y tranquilo. Definitivamente volveré.”
Desde la Neurogastronomía Aplicada esto suma y nos permite confirmar que la relación de un cliente con el restaurante no debe ser solamente una transacción en la que se le ofrece una comida y un servicio por dinero. Es la conexión humana, el interés por el otro, todo debe enfocarse en desarrollar una relación auténtica para qué a la hora de evaluar al restaurante (más allá de puntuar la comida, el servicio o el ambiente) lo que el comensal está compartiendo con el mundo es su intimidad, sus sentimientos y los recuerdos que en ese espacio se generaron para hacerlo feliz.
La señal de “abierto” que está en la puerta, no solo se refiere al local, también la de nuestros corazones. Estamos invitando a las personas a compartir nuestra mesa.
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