Cuando diseñamos un restaurante y queremos aumentar la probabilidad de que los clientes regresen, existen tres elementos principales que se deben tomar en cuenta a la hora de crear la experiencia que vivirá el cliente.
- La primera impresión
En el primer elemento se contemplan el diseño, la distribución y la funcionalidad del espacio. La manera en que se disponen los muebles, los equipos y elementos decorativos es lo primero que el cliente validará a la hora de confirmar si su experiencia será positiva. Estos juegan un rol importante en la autenticidad y etnicidad de la propuesta. La primera impresión es determinante.
- La experiencia de consumo
El segundo, se refiere a las señalizaciones, símbolos y artefactos que guiarán al cliente a la experiencia que está por vivir. La neurogastronomía detrás de esto es que, de manera natural, los seres humanos reconocemos rápidamente distintos elementos que nos ayudan a tomar mejores decisiones y garantizar nuestra seguridad.
Identificar las diferentes experiencias que se pueden vivir en un restaurante, ya sea con palabras, dibujos o elementos corpóreos, son contundentes para darles a nuestros clientes la confianza que buscan. Por ejemplo, recientemente fuimos a un local que al entrar se podía ver con claridad una estación bellamente dispuesta en la que una persona preparaba arepas a las brasas; era un espectáculo apreciar la destreza con la que las hacía. Al pasar a la sala, por supuesto, todos queríamos comer unas buenas arepas.
Piensa por un momento cuánto marca la experiencia de consumo en ese primer momento que vive el comensal al llegar al restaurante.
- La personalidad de tu negocio gastronómico
El tercer elemento lo conforman todas las condiciones de fondo que generan el ambiente: el ruido, la música, la iluminación, el color, la temperatura, los aromas y, lo más importante, la atención que se le ofrece a cada comensal. Estos factores le dan personalidad al lugar, haciendo que todo cobre vida e influenciando los cinco sentidos, al lograr cambiar la emocionalidad y la percepción de toda la experiencia.
El restaurador debe saber que estos tres elementos se deben conjugar en armonía y con mucha congruencia, prestando principal atención al ambiente, pues este puede sentenciar si un cliente volverá o no.
En una reciente investigación liderada por Üzeyir Lazo de la Universidad de Ordu, publicada en marzo del 2021 en el Journal of Tourism and Service, en Turquía, se examinó el efecto de la atmósfera del restaurante en la intención conductual. Se pudo observar algo interesante: el diseño espacial junto al factor del empleado, tuvo un efecto positivo en la intención de revisita, la intención de boca en boca y la voluntad de pagar más; por el contrario, se descubrió que la estética de las instalaciones no afectó estadísticamente, de manera significativa, la disposición a pagar más, ni el boca a boca.
Esta conclusión es muy importante, ya que confirma, una vez más, que la experiencia de un cliente está condicionada por la calidad de servicio y las emociones que nos hacen sentir al ser atendidos. Entrenar al equipo de atención al cliente en habilidades emocionales es determinante.
Creamos este contenido en colaboración con @neurogastronomo para favorecer el crecimiento de tu negocio.