Imagina por un momento que un bebé se ha quedado ligeramente dormido en los brazos de su madre, lo lleva a su cuna, pone un poco de música para arrullarlo y empiezan a sonar tambores. Ahora, imagina esto: Es el día de la celebración de una fiesta de 15 años, inicia con el baile entre el padre y su hija, ella va al centro de la pista con su vestido radiante, su padre la ve orgulloso, se disponen a bailar y el DJ listo, para la ocasión, da play y empieza a sonar una música de meditación trascendental.
En estos ejemplos, es muy fácil darse cuenta cómo en la mente, de cada uno de nosotros, existe una música ideal para cada ocasión y cuando esto no ocurre nos sentimos un poco raros. Tenemos preferencias para escoger música para hacer ejercicio y que nos energice, otra para enfocar nuestra atención cuando estudiamos y otra muy diferente cuando queremos compartir con un ser amado. El cerebro, a lo largo de su vida, por influencia de la cultura, tiene asociaciones muy marcadas que, de no ser respetadas, pueden generar desagrado y esto se traduce en una experiencia que no queremos repetir.
Pensemos en un restaurante ¿Cuál es el tipo de música ideal para que el ambiente genere pleno disfrute? Muchos negocios no tienen conciencia plena de la importancia que tiene la música en la experiencia que diseñamos para nuestros clientes. Esta no solo fortalece la personalidad de la marca, la etnicidad y identidad del ambiente que diseñamos, sino también, el comportamiento del comensal.
La música influye, en múltiples formas, en el cliente. Dos de las más importantes, son las siguientes: La primera es la emoción, puesto que la melodía tiene el poder de cambiar su estado. Por ejemplo, en un abrir y cerrar de ojos, pasamos de alegría a melancolía si escuchamos Yesterday de los Beatles. La segunda es el movimiento del cuerpo. El ritmo, tempo o los BPM (bits per minute), hacen que el cerebro se sintonice y alinee los movimientos del cuerpo con cada compás. Parece increíble, pero cada mordida, cada corte que hacemos, la velocidad en que llevamos el vaso a la boca, se altera. Es una coreografía. Imagina comer una arepa escuchando un reguetón ¿Qué tan rápido terminarías el plato?
Gracias al conocimiento que se ha desarrollado en la Neurogastronomía y Gastrofísica, hoy se diseñan las bibliotecas musicales para optimizar la experiencia de los restaurantes, esto se conoce como Audio Branding. El cuerpo pide diferentes cosas a lo largo del día y comprender esto hace la diferencia al momento de escoger nuestra estrategia musical.
¿Te has preguntado a qué suena tu marca? Responder esto es el primer paso para mejorar la experiencia de consumo de tus clientes a través de la música.
Creamos este contenido en colaboración con @neurogastronomo para favorecer el crecimiento de tu negocio.